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Fernanda Liberti

Nació en Rio de Janeiro, heredó la pasión por la moda y la imagen de su bisabuela, que era diseñadora de modas. Las imágenes de Liberti retratan el vínculo en el que el cuerpo es el eje transversal entre la moda y el territorio que habita. Desde el 2013 vive en Inglaterra, allí se formó como fotógrafa en London College of Comunication, y luego en el Royal College of Art. Su trabajo está guiado por un estudio post colonial, la geografía que la vio crecer y la experiencia de ser una mujer racializada perteneciente al colectivo LGTBIQ+.

© Fernanda Liberti

¿Cómo crees que se relacionan entré sí el cuerpo, el territorio y la moda? ¿Se puede pensar la moda como un reflejo de ese contacto entre el cuerpo humano y el territorio que habita?  

Pienso que estos temas están tan presentes en mi obra porque también son protagonistas de mi vida. Crecí queriendo ser diseñadora de moda como mi bisabuela, por eso siempre he utilizado y admirado el diseño como una forma de autoexpresión y transformación. De adolescente intenté distanciarme de la moda, porque la onda «heroin chic» de principios de los 2.000 me hizo sentir que no pertenecía a ese mundo, de modo que empecé a explorar el cuerpo e incluso hice muchos desnudos en esa época. Me sentía tan incómoda con mi propio cuerpo que el estudio del otro me resultaba más sencillo que la exploración de mí misma, hasta que me armé de coraje y empecé a hacerme autorretratos. La moda ofrece una temporalidad de las cosas que a veces el cuerpo y el paisaje pueden ocultar. En ese momento, se sentía como una prisión de patrones y la naturaleza como algo que no ofrece un juicio. Al crecer en Río no me di una idea de cuánto te forman las montañas, el mar y el bosque, hasta que me mudé a Londres y ya no tenía nada de eso. Creo que mi trabajo siempre ha sido mi manera de intentar comprenderme a mí misma, a los demás y a los territorios que me rodean.

Has dicho, una vez, que buscas que quién mira tus imágenes sea atravesado por la experiencia de otros mundos, contanos un poco sobre esta búsqueda. ¿Los mundos que fotografías son parte de tí? ¿También te sentís atravesada por ellos?

Cuando era más joven siempre deseaba escapar. En primer lugar, del barrio conservador en el que crecí, donde Bolsonaro era el favorito en las pasadas elecciones en Brasil. Allí me sentía atrapada, y mudarme al extranjero parecía la respuesta a todos mis problemas… hasta que con 19 años me mudé sola a Londres y comprendí que el mundo era mucho más grande del que imaginaba y que existen una serie de problemas totalmente diferentes. Por eso, durante los primeros 20 años de mi vida, más o menos, deseé estar en cualquier otro lugar. Esta inconformidad crónica acabó determinando mucho de lo que creaba, consciente o inconscientemente. Pienso que muchos brasileños llevan esta saudade heredada, este anhelo de algo que no pueden respirar.  Esto me provocaba mucha tristeza, pero hoy he aprendido a dirigir este sentimiento hacia mi trabajo de forma productiva, empujándome siempre hacia la próxima obra que quiero realizar. En Río, tenía sol, arena y agua sin fin, todos los días. Cuando me fui, empecé a extrañar todas estas cosas que daba por sentadas, y me obsesioné con registrar aquellos momentos en la naturaleza para más tarde – como un oso que come en demasía para el invierno, yo quería captarlo todo para cuando los días fuesen fríos.  Siempre me gustó la capacidad del arte para llevarnos a mundos, paisajes, épocas y realidades diferentes. 

Durante la pandemia, la artista Anne Jezini me invitó a dirigir su álbum visual, sólo con imágenes de naturaleza de mi propio archivo. Me contagié de covid por primera vez durante este proceso y en ese momento, enferma antes de la vacuna, encerrada en Londres con la idea de que el mundo se iba a acabar, esas imágenes me salvaron. Volver a ver esas cascadas, esos baños y esos bosques me recordó el poder de transformación de la naturaleza, y confío en que otros sientan lo mismo al ver mi trabajo.  El siguiente paso es hacer algo que he soñado durante diez años, tomar esas imágenes y crear una gran experiencia expositiva de inmersión total para los espectadores.

© Fernanda Liberti

© Fernanda Liberti

¿Cómo crees que sería una práctica fotográfica poscolonial? ¿La fotografía poscolonial puede tratarse de una relación más cercana entre fotógrafa – fotografiado?

Esto es algo sobre lo que pienso bastante. La fotografía fue una herramienta opresiva del imperio colonial y siempre estoy revisando la forma en que » capturo » a los demás, porque el hecho de ser brasileña no me libra de cometer errores. La forma en la que elijo hacer mi trabajo es compartiendo mi plataforma y usando el privilegio y el alcance que tengo para ensalzar a los demás, para destacar historias, cuerpos y lugares que han sido invisibilizados. Mostrar la belleza que a veces otros no ven, contribuir a contar historias que no han sido escuchadas antes. La mayoría de las personas con las que trabajo son amigos íntimos o acaban siéndolo, al crear una relación de intercambio y verdad, dándoles la capacidad de decidir cómo son retratados. La comunión y la comunicación son la clave para construir relaciones sanas y respetuosas entre fotógrafa y fotografiada. Me indigna ver cómo los fotógrafos siguen abusando del concepto del «otro», tratando a las personas como meros modelos o imponiendo su propia narrativa preconcebida a los demás.

© Fernanda Liberti

¿Qué te impulsó a realizar autorretratos y que encontrás allí? ¿Buscas algo en especial, encontraste algo inesperado?

Como ya dije, primero estaba aterrada. Fui muy acosada y excluida por mi cuerpo, por lo que durante muchos años tuve un miedo enorme a que me vieran. Me escondía todo lo que podía, hasta que me cansé.

La terapia me ayudó mucho, y también contar con amigos que me apoyaron mucho. Los autorretratos surgieron de ese deseo de encontrar la belleza donde los demás no la ven, y muchas veces yo misma no veía lo bello de mi cuerpo. Ser modelo fue todo un reto para mí al principio, porque yo nunca permitía que me hicieran fotos, necesitaba sentir que controlaba mi propia imagen. Ser modelo fue como decir ¡a la mierda! toma la cámara, y haz lo que quieras, yo ya no tengo el control.

No sé por qué, pero yo soy el tipo de persona que cuando algo me incomoda, me obligo a hacerlo; creo que crezco mucho desafiándome a mí misma. Mis autorretratos eran exactamente eso: me daba miedo, y lo hice. Una de mis fotos más reconocidas es de un día en que me sentía horrible conmigo misma, así que fui al estudio, me quité la ropa y encendí la cámara. Cuando terminé, estaba realmente feliz con el resultado, pude ver mi cuerpo como una obra de arte, única. Si puedo ayudar a otras personas a quererse a sí mismas y apreciar la belleza en su peculiaridad, mi trabajo está hecho.


© Fernanda Liberti

© Fernanda Liberti

© Fernanda Liberti

© Fernanda Liberti

Web Fernanda Liberti ➡ https://www.fernandaliberti.com/      IG Fernanda Liberti

Entrevistó Cairo