Revista Balam

Entrevista a Luis Juárez, por Cairo

© Balam

En 2015, en la ciudad de Buenos Aires, surgió Balam: un proyecto colectivo que se materializó en forma de revista, con el propósito de llenar un vacío en el circuito fotográfico donde las minorías y disidencias quedaban excluidas. Esta revista adopta la forma de un fotolibro, traducido al portugués e inglés, con la intención de trascender fronteras y crear un espacio donde las voces de la periferia ocupen el centro. Su última edición, titulada "Nuevas Masculinidades", ya está disponible, y actualmente se está llevando a cabo la convocatoria para participar en la próxima edición: "La Boheme".

Hemos tenido el placer de conversar con Luis Juárez, editor en jefe de este proyecto, quien compartirá con nosotros los inicios de la revista y su evolución a lo largo del tiempo.

© Balam

¿Cómo surgió Balam y cuál fue esa primera fuerza que les convocó a crear la revista?

Balam es una revista de fotografía y también un poco más que eso; usamos el término revista para poner en contexto el trabajo colectivo. El proyecto surgió en 2015 como respuesta a las limitaciones del sistema fotográfico de aquel entonces, donde era inusual abordar temáticas relacionadas con minorías y disidencias. Balam se dedica a explorar estos temas y pone un énfasis particular en ellos; en cada número, la revista profundiza en diversos aspectos de las infinitas realidades que se experimentan dentro de la comunidad queer.

El proyecto nació ante la falta de representación, fusionando el trabajo de artistas emergentes y consolidados para proporcionar un contexto a esta perspectiva, no solo queer, sino también latinoamericana. Esta es la premisa fundamental del proyecto, aquella que nos motiva y en la que hacemos hincapié en nuestro trabajo.

En Balam, nuestra prioridad es contar las historias y mostrar las realidades de las personas y proyectos que están detrás de cada número, construyendo esa mirada de manera colaborativa. Nos preguntamos: ¿quién está hablando por estos artistas hoy en día? Reconocemos que la fotografía puede ser bastante colonizadora, por lo que es fundamental que los propios artistas, colectivos y proyectos puedan expresarse por sí mismos. Contar, en su propia voz y con sus propios ojos, su realidad.


© Balam

En el último número, abordaron el tema de "Nuevas Masculinidades". ¿Cómo surgió ese nombre y qué crees que representa?

Algo muy interesante del proyecto es que cada edición aborda una temática distinta, pero que dialoga con la anterior. Balam se compone simbólica y conceptualmente como una especie de cadena, donde el número anterior influye en lo que será el próximo.

Fue así como la edición anterior, Familias Elegidas, despertó lo que es Nuevas Masculinidades. Esta última surge con el objetivo de hacer una reivindicación sobre las masculinidades marginadas. Sabemos que no son "nuevas", pero nos gusta jugar con esa ironía. En lugar de generalizar, nos enfocamos en reivindicar esas masculinidades apartadas. Estas son excluidas en un sistema, predominantemente capitalista y hetero-cis, donde cualquier realidad que no se ajuste a la masculinidad blanca y hegemónica es excluida.

En este número hablamos de esas masculinidades infinitas de ser dentro de nuestra comunidad, como las transmasculinidades, los crossdressers, las maricas, hasta las masculinidades hetero-cis marginadas. No tiene que ver solamente con la idea de la disidencia de género; sino sobre una masculinidad propia que cuestiona los modelos tóxicos que vivimos en nuestra sociedad.

© Balam

¿A quién está dirigida principalmente la revista? ¿Ese público coincide de alguna manera con los artistas que publican?

El público que recibe la revista va de la mano con los artistas publicados y eso es algo que no se puede separar. Quienes habitan el proyecto son los que permiten que siga existiendo y expandiéndose; de cierta forma esto es parte de aquella respuesta que da Balam para el mundo de la fotografía, una forma de resistencia ante la desigualdad que existe en los recursos culturales.

El proyecto se sostiene de forma independiente, eso para nosotros también requiere mucho trabajo y estrategias; a la vez que existe siempre el riesgo de que quizá el día de mañana no pueda seguir en pie. No tenemos nada asegurado.

Fuera del público que ya conoce la revista, el proyecto genera mucha curiosidad y nuestro deseo es poder llegar también a esos nuevos públicos, aquellos que nunca han trabajado con estas temáticas. Públicos que de alguna forma encuentren en el proyecto un acercamiento, que les permita reflexionar, quizá por primera vez, sobre las realidades que están por fuera de la norma. Es muy importante para nosotros poner énfasis ahí, buscamos llegar a nuevos espacios.

Aunque el proyecto está dirigido principalmente a Latinoamérica, también alcanza audiencias fuera de la región gracias a que la revista está traducida al inglés y al portugués. La idea es que otras latitudes puedan comprender nuestra perspectiva, lo que significa producir una revista en Buenos Aires y qué implica para nosotros. No se trata simplemente de imprimir en papel; estamos conscientes de que crear algo así demanda mucho trabajo, esfuerzo y recursos. Balam es única en su tipo precisamente porque nos hemos aventurado a correr ese riesgo, y su existencia es posible gracias a la colaboración de numerosas personas, artistas y fotógrafos que han contribuido a dar forma al proyecto.

Balam © Melissa de Oliveira

Balam tiene base en Buenos Aires y a la vez reúne a artistas de puntos geográficos distintos, algunos más lejanos y otros más cercanos ¿Cómo es esa relación con la geografía? ¿Cómo es el trabajo de la curaduría a partir de esta variedad de paisajes?

Si hablamos de geografías creo que es importante destrabar la idea de los límites, porque lo que nos interesa es generar un punto en común, encontrarnos en un lugar. Y ese lugar es la temática que reúne a distintas personas, en distintas latitudes, viviendo algo que es similar.

Trabajamos bajo una perspectiva latinoamericana, y lo que nos permite que Balam pueda crecer por fuera de Buenos Aires es la convocatoria abierta; hacemos un llamado que no es a una persona por su sector puntual, sino a alguien que se sienta interesado o interpelado. Como migrante, reconozco que para mí es importante trabajar con la descentralización, generar una relación entre muchos puntos de vista y territorios. Esto también genera muchas más oportunidades a personas y proyectos que están fuera de Buenos Aires y no cuentan con los mismos recursos y alcances.

En el trabajo de la curaduría hacemos también cierto énfasis en esta idea, no solo con la temática sino también junto a la persona editora invitada. Cuando armamos la narrativa final de la revista es un solo archivo, que busca destrabar esa idea geográfica y abordar en una afirmación identitaria.

Balam © Joseph Echenique

Desde aquellos primeros momentos hasta el día de hoy, hemos visto crecer la revista y el proyecto en su conjunto. ¿Qué aprendizajes destacarías que hayan contribuido a este crecimiento? ¿Has notado alguna transformación desde los inicios del proyecto hasta su funcionamiento actual?

El proyecto ha pasado por distintas transformaciones y momentos, se pone más viejo y cuanto más añejo se vuelve mejor. Balam está formado por personas y su trabajo se refleja directamente en ello. Constantemente estamos aprendiendo, ya que este tipo de proyectos no cuenta con un mercado predefinido; debemos buscarlo e inventarlo. Nadie nos enseña cómo imprimir una revista o cómo se hace, por lo que la transformación se evidencia en ese aprendizaje que también es nuestro.

Hemos realizado un trabajo de investigación en cuanto a la materialidad de la revista, buscando lograr cierta sensibilidad en su formato, de modo que no solo se lea por ser una revista, sino pensando en otros aspectos. Este crecimiento se ha dado gracias al trabajo constante en distintas ediciones. Si el proyecto aún tiene vigencia es por la apuesta de todas las personas que participan en él.

La transformación también es social, las temáticas van surgiendo también de forma orgánica en función a la realidad que vivimos. Desde el primer número, que comenzó siendo digital, a su noveno, que ya está impreso en papel, han pasado varios años.

Es a falta de ciertos recursos que el proyecto se pone más interesante también, es ese el momento que hay que salir a la superficie a ver de qué forma podemos seguir estando a flote. Balam refleja la memoria de algo, de una época, de realidades específicas y colectivas. Eso es lo que me parece importante trasladar a la revista y más aún en este contexto en donde estamos viviendo una ultra extrema derecha, muchas individualidades y mucha desesperación. Entonces Balam viene de alguna forma a juntar ese trabajo, volverlo conjunto, unir distintas fotografías y poner un poco de luz para generar conciencia. Estamos trabajando para transformar las realidades que vivimos.

Balam © Thomas Locke Hobbs

Balam © Thomas Locke Hobbs

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