Lo Que No Sale En La Foto
Abril Jimenez Catalá
Abril se nombra así misma, moldea su propia identidad creadora como un señalamiento de aquello que queda fuera de nuestra mirada. Ella es Lo que no sale en la foto y se presenta como una exploración de la narrativa visual, utilizando la fotografía como medio y la ficción como su recurso principal para entablar un diálogo con el entorno circundante. A partir de estos fundamentos, genera encuadres meticulosamente producidos, prestando atención a cada detalle, y ofrece un espacio para aquellos mundos que raramente son explorados por las imágenes comunes que circulan en nuestra sociedad. Su obra aborda la identidad como una construcción narrativa y ficcional, desafiando las convenciones establecidas.
A(RG)ESTHETIC es el ejercicio de desnaturalizar lo ajeno en lo bello mediante la creación de ficciones cargadas hasta el último detalle de signos de lo nacional (lo propio) con el fin de minimizar el relato único globalizador de las imágenes. El uso de la ficción está relacionado al concepto mismo, creo mundos donde existe la posibilidad de que todo lo que nos rodea sea lo suficientemente valioso como para ser fotografiado. Recordar que la democratización de la imagen no es suficiente si sentimos la necesidad de repetir que la belleza nunca nos pertenecerá. Si las imágenes no responden a mis propias creencias responden a las de otrx.
Abril, por Abril
Nací en Argentina justo antes del primer "estallido" del siglo veintiuno, en el barrio de Congreso, Buenos Aires. Tres años después, mis padres, mi hermana y yo emigramos a Tenerife, una de las Islas Canarias. Allí, en un paraíso para los europeos del norte, pasé los primeros años de mi infancia entre turistas extranjeros e inmigrantes sin papeles, procedentes de Sudamérica y África. En la isla, casi siempre es primavera y siempre llega gente nueva. Crecer siendo parte de una comunidad más allá del territorio fue la razón por la que desarrollé una especial atención hacia la identidad y cómo se construye.
Durante mis primeros años, dibujaba personas, especialmente a mí misma, hasta que la crisis llegó al norte y nos trajo de vuelta. Pasé toda mi adolescencia dibujando sobre papel, explorando las diferencias entre un rostro y otro, y reflexionando sobre lo que nos hace únicos.
Ya adulta, tuve un acercamiento académico a la fotografía con una cámara, y de manera amateur con una cámara compacta analógica, con la que me dediqué a capturar el gesto particular de los espacios que habitaba al mismo tiempo que exploraba el autorretrato fotográfico. Un día, asistí a una feria de arte impreso, caminé mucho y decidí que iba a ser "Lo que no sale en la foto": una declaración como presentación.
La fotografía para mí es un recorte, una serie de decisiones que deja fuera realidades y construye imaginarios.
Las imágenes nos crean, son más productivas que reproductivas. No podemos permitir que respondan a intereses ajenos. La pregunta por la identidad pone en relevancia la importancia de lo propio.
A partir de esto, he decidido trabajar en evidenciar, mediante la ironía, el artificio de las imágenes fotográficas. Para esto, creo las imágenes partiendo de un lienzo en blanco; cada elemento estará colocado allí cumpliendo una función. El engaño es notorio; todo esto no es real, pero es auténtico. Me interesa crear mundos que hablen del aquí y ahora porque lo que sucede cerca de mí es relevante y debe ser registrado como tal. He encontrado un método que repito hasta el hartazgo: identificar el gesto singular y llevarlo al extremo.
Para esto, he decidido no desobedecer a la técnica sino usarla en su contra, tomando recursos de las artes que más mienten y no lo ocultan: la publicidad, el cine, el teatro y la performance. Utilizo los procedimientos propios de lo canónicamente bello para relatar un mundo honestamente propio. Hablo con un espectador que se sienta identificado en lugar de hacerlo con el mundo entero, utilizando un lenguaje visual no universal. En el mundo globalizado, elijo actuar en defensa de lo singular.
Me interesa obrar agregando la mayor cantidad de capas de sentido posibles. Esta multiplicidad comienza en la creación de imágenes que requieren un detenimiento para la lectura. Coloco los elementos en la foto de manera extraña como primer llamado de atención y utilizo colores estridentes no propios de la naturaleza como segundo llamado de atención. Al ya estar cerca, aparece el último recurso: el humor; esos elementos minuciosamente colocados resultan estar contando un chiste.