Kostis Fokas
Por Cairo
A fines de los años ‘50, la 𝘐𝘯𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭 𝘚𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘪𝘴𝘵𝘢 (1) propuso recorrer la ciudad a partir de la deriva, dejarse llevar por una serie de juegos que invitan a perder la dimensión de centro-periferia. Pasé un rato mirando las fotografías de Kostis Fokas. Encuentro en ellas una similitud de esa deriva, el artista pasea su mirada por el cuerpo humano, por su deseo y su sexualidad. Sus imágenes nos muestran cuerpos que no tienen un centro, sino miles de centros y en cada uno de ellos puede habitar el goce; tampoco hay una periferia, en sus fotos todo es ese borde que empuja hacia el límite del cuerpo: la piel.
Kostis Fokas es un fotógrafo griego, nacido a fines de los ‘70, que va y viene entre Atenas y Londres. En una entrevista que realizó The Cultural Magazine, contó que mantiene cierto romance con las imágenes kuroi (2), aquellas estatuas del siglo VI A.C. de Grecia. Son esculturas que retratan cuerpos masculinos, jóvenes y, claro, con la belleza característica de las representaciones griegas. Me pregunto entonces ¿a través de su cámara sigue buscando esos cuerpos, modelados por los ángeles o antiguos escultores?
La tensión con la figura clásica del hombre griego crece cuando la identidad desaparece, el cuerpo se multiplica y se fragmenta, la piel chorrea y Kostis decide jugar con las mismas reglas de la censura impuestas por las redes sociales. Oculta a partir de la misma pose, con destellos de luz, manos que acarician u objetos hermosos, las partes del cuerpo que no se pueden mostrar en público, las partes púbicas.