Entre el cuerpo y el objeto: la narrativa visual de Iara Luna Bor
La fotógrafa Iara Luna Bor explora con intensidad visual la relación entre cuerpo, objeto y espacio íntimo, creando imágenes que revelan conflictos internos y experiencias generacionales a través de una poética profunda y simbólica.
© Iara Luna Bor
Iara habita sus fotografías, no sólo como cuerpo, sino como materia en transformación. Desde el comienzo de su carrera, sus imágenes surgen de una necesidad urgente y personal de dar forma a lo que la atraviesa. "Mis proyectos siempre nacen de una necesidad personal de expresión. Más allá de expresar algo concreto hacia afuera, se trata de una búsqueda interna", expresa la artista. Cada imagen es un intento de traducir visualmente las tensiones entre la identidad, el cuerpo y los objetos que la rodean.
Autorretratarse no es sólo un gesto de presencia, sino una forma de poner en escena la interioridad. Para Luna, su habitación es el escenario constante donde estos rituales visuales tienen lugar. "Todas mis fotografías las realizo en mi habitación, que es bastante amplia", señala, subrayando cómo este espacio íntimo se convierte en un territorio constante de exploración. Los objetos, lejos de ser simples complementos, participan activamente del relato visual: ella misma los construye, los encuentra, los transforma.
Sus imágenes funcionan como relatos visuales desde lo íntimo hacia lo simbólico. La luz tenue y los fondos profundamente oscuros remiten a una estética cercana al claroscuro barroco. Cada fotografía está trabajada como una escena teatral donde la figura humana emerge desde un fondo negro, concentrando la atención en los gestos, las texturas y la presencia simbólica de los objetos.
La obra de Luna se sostiene en una lógica de fusión entre el cuerpo y la materia. "Siempre busco una fusión entre el cuerpo y el objeto, creo a su vez una relación con el espacio, la luz y los colores", afirma. Cada fotografía es un ensayo visual donde ramas, flores marchitas, telas o estructuras artesanales parecen fusionarse orgánicamente con su figura, creando relatos donde lo material dialoga activamente con lo humano.
© Iara Luna Bor
La serie Conatus lleva esta búsqueda a un nivel más esencial. Inspirada en el concepto filosófico desarrollado por el pensador Baruch Spinoza en su obra "Ética demostrada según el orden geométrico" (1677), Luna toma el término "conatus" para explorar visualmente esta idea que describe el esfuerzo innato de cada ser por perseverar en su existencia. Según Spinoza, todos los seres poseen un impulso natural hacia la continuidad y la afirmación de sí mismos, un deseo fundamental de persistir y mantenerse frente a las circunstancias adversas. En esta serie, Luna se despoja de toda escenografía, dejando que "la figura emergiera del vacío, enfrentándose a su propia existencia, como si estuviera en un estado de resistencia y afirmación ante lo incierto". En contraste, su serie Ensayos es un trabajo minucioso de montaje escenográfico donde el desafío es llenar el espacio con coherencia y tensión expresiva.
Hay un fuerte componente de vulnerabilidad en las posturas adoptadas por Luna, generalmente introspectivas o protectoras. El cuerpo aparece envuelto, rodeado o fusionado con objetos simbólicos que revelan conflictos emocionales profundos. Esta vulnerabilidad es equilibrada con una tensión compositiva, donde belleza y opresión conviven en un delicado equilibrio.
A lo largo de su proceso creativo, Luna oscila entre la intuición y la obsesión por los detalles. "Mientras estoy en la etapa de pensamiento, investigación y diseño del proyecto o la fotografía, todo es disfrute. Pero cuando llega el momento de la acción, entro en un estado de caos, me pongo muy nerviosa y cada detalle me preocupa". Este caos es también parte esencial de su creación, un tránsito hacia una imagen final que produce alivio y catarsis.
© Iara Luna Bor
Aunque las fotografías de Luna parten de lo autobiográfico, reconoce en ellas un eco generacional. "La angustia, el agobio, la falta de contacto, la frustración y la soledad, la hipersensibilidad... son sentimientos que compartimos en una época que nos exige constantemente ser mejores a toda costa". Desde esta presión compartida, sus fotografías se abren a lo colectivo, convirtiéndose en espejos donde lo íntimo resuena universalmente.
"Cuando vemos objetos, nos vemos sólo a nosotros mismos", cita Luna, condensando su poética visual. Lo que está afuera -objetos colgados, tallados, tejidos- son reflejos de un interior en conflicto. Su obra convierte el acto fotográfico en un ritual que permite transitar múltiples versiones del ser.
Más que documentos, las imágenes de Iara Luna son ficciones habitadas, territorios donde el objeto deviene cuerpo y el cuerpo se vuelve materia. Narrar, en su caso, es modelar lo visible para hablar de lo invisible, de ese impulso vital que nos empuja a seguir adelante, pese a todo.