“NEAS: Posturas y gestos en el horizonte de la provincia”, de Steven Moreno Pinzón
Entre los valles templados de Cundinamarca, a poco más de una hora de Bogotá, se encuentra Fusagasugá, una ciudad intermedia rodeada de montes y nieblas que conserva algo del ritmo pausado de los pueblos, aunque respira el pulso cercano de la capital. En ese límite, entre lo rural y lo urbano, entre la calma y la inminencia, el skatepark local se convirtió en un territorio de encuentro, de resistencia y de mirada. Allí, entre cigarrillos compartidos, tablas que golpean el concreto y conversaciones que se confunden con el ruido de los cascos, Steven Moreno Pinzón empezó, sin saberlo aún, a construir un archivo visual sobre la juventud y el sentido de pertenencia.
© Steven Moreno Pinzón
“Cuando empecé a hacer fotografías en el skatepark no sabía que iba a devenir en un proyecto artístico. Más bien, funcionó como un escape o excusa para relacionarme con estas personas, generar un diálogo más ameno y espontáneo”, cuenta. Ese impulso inicial, que podría parecer casual, fue el germen de NEAS: Posturas y gestos en el horizonte de la provincia, un proyecto que atraviesa lo autobiográfico, lo documental y lo poético, y que hoy forma parte de la selección de la Convocatoria de Plataforma RARA.
© Steven Moreno Pinzón
Una mirada desde el borde
Steven nació en Fusagasugá, pero se formó en Bogotá, en la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital. Entre esos dos mundo, la capital caótica y el pueblo que lentamente se moderniza, se despliega su obra. El tránsito constante entre ambos lugares es también el centro de su investigación: ¿Qué significa pertenecer? ¿Cómo se retrata la vida cuando uno no se siente del todo dentro, pero tampoco fuera?
“Me atraviesa completamente, de lado a lado. Aunque no aparezca en las imágenes, me gusta pensar que si se pudiera hacer un zoom con mucha definición en cada uno de los retratos, aparecería mi silueta reflejándose en los ojos de estas personas”, dice el artista.
En NEAS, los jóvenes que retrata, los “parceros”, los skaters, los que deambulan entre la provincia y el deseo de la gran ciudad, no son objetos de estudio. Son aliados, interlocutores, espejos. Lo que emerge de esas imágenes no es la estética de la marginalidad, sino la poética del encuentro, el intento de construir memoria desde la empatía y la duda.
Entre la ficción y la verdad
En su texto de grado, Steven Moreno Pinzón se pregunta: “¿Qué pensarán de que seleccioné, edité y exhibí sus fotografías? ¿Qué debí hacer con ellas?” Las preguntas no son retóricas: atraviesan toda su práctica. Porque NEAS no busca representar “la realidad”, sino exponer las tensiones entre la imagen, la mirada y el poder.
En ese gesto se revela una preocupación ética tan grande como estética: ¿qué implica mirar al otro, convertirlo en imagen, disponer su cuerpo dentro de un encuadre? Steven se mueve en un terreno resbaladizo, donde la fotografía es tanto testimonio como ficción. Lo suyo no es un registro documental, al menos no en el sentido clásico, sino una reflexión sobre la imposibilidad de capturar la verdad.
“Parece ser que lo único verídico en la fotografía es que todo es una mentira, un compendio de contradicciones o disputas por la razón”, escribe. Esa conciencia no lo distancia de la imagen, sino que la complejiza: le da una segunda vida. La fotografía, para él, es un acto de fe y de duda al mismo tiempo. Un gesto que se construye desde la incertidumbre, pero que insiste en mirar.
En este punto, su pensamiento se enlaza con el de Chris Marker, quien en Sans soleil (1983) exploró la memoria como una categoría visual; con Joan Fontcuberta, que denunció la ilusión de verdad en la fotografía contemporánea; y con Roland Barthes, quien habló de la imagen como “el retorno de algo que viene del más allá”. Pero Steven traslada esas reflexiones a otro territorio: el de la provincia, donde el retrato no sólo encarna una historia personal sino también una historia colectiva, tejida por la amistad, la distancia y el deseo de pertenecer.
Esa apropiación local es clave. Mientras Marker viajaba por el mundo y Fontcuberta desarmaba los códigos de la imagen institucional, Moreno Pinzón elige el barrio, el parque, los rostros que lo rodean. Su visión no proviene del museo ni de la academia, sino del afecto y de la sospecha. Porque en NEAS, la cámara no funciona como instrumento de poder sino como herramienta de vínculo: retratar se convierte en una manera de estar, de acompañar, de devolver humanidad a lo que a menudo se invisibiliza bajo las etiquetas de “provincia” o “periferia”.
En ese sentido, su trabajo propone una relectura del documental contemporáneo latinoamericano: una práctica que ya no busca representar, sino convivir con lo que representa. Su fotografía se sitúa en el umbral entre la ficción y la verdad, ese punto donde la ética, la estética y la memoria se confunden, y desde allí pregunta, con ternura y rigor, qué significa realmente mirar.
© Steven Moreno Pinzón
El archivo como cuerpo
Desde 2019, Steven ha construido un archivo que se expande y reconfigura: retratos, videos, textos, audios, escenas cotidianas. En la muestra, todo esto se transforma en instalación: una rampa, una proyección de retratos audiovisuales, una disposición espacial que reproduce el gesto del skatepark.
El espectador no sólo observa: participa. Su mirada queda implicada en una estructura que replica las jerarquías del espacio social, los roles que asumimos en la vida cotidiana. Moreno se pregunta: “¿Qué papel cumplimos en la sociedad y cómo se ven representados esos roles en el espacio expositivo?” y en ese cuestionamiento, la instalación deviene una metáfora del mirar mismo, del acto de representar al otro.
Retratar como forma de estar
Entre las fotografías que integran la serie hay nombres y rostros que ya forman parte de la memoria visual de Fusagasugá: Tom, Nicole, Cúcuta. Cada uno de ellos aparece con una presencia contenida, entre la intimidad y la distancia. Las imágenes se sienten vivas, aunque, como él mismo confiesa “a veces me asusta la frivolidad que pueden aparentar ciertas palabras e incluso ciertas imágenes que yo mismo puedo identificar como lejanas”.
En NEAS, la fotografía se vuelve un ejercicio de vulnerabilidad. Steven no retrata “a otros”: se retrata a sí mismo a través de los demás. Y en ese gesto hay una declaración de principios: el arte no como observación distante, sino como experiencia compartida.
En el cierre de su texto, Moreno escribe: “Todo lo que veo en mis imágenes me atraviesa y en el ejercicio del recuerdo se presenta como algo innombrable. Tal vez, para mí, la fotografía no está en las palabras de este mundo.”
Esa frase resume el espíritu del proyecto: una búsqueda que no pretende responder, sino sostener la pregunta. En la provincia, ese borde que separa y une al mismo tiempo, la imagen funciona como una brújula para orientarse en el propio territorio interior.
© Steven Moreno Pinzón
Steven Moreno Pinzón es artista plástico y visual formado en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Facultad de Artes ASAB), con énfasis en fotografía, video y expresión digital. Ha participado en exposiciones en Colombia, México y España, y actualmente forma parte del equipo de mediación del Museo de Arte Moderno de Bogotá. Su trabajo ha sido reconocido en el Premio Arte Joven 2023 y en residencias y muestras colectivas que consolidan su voz como una de las más sensibles de su generación.
Steven integra la selección de artistas de la Convocatoria 2025 de Plataforma RARA, una iniciativa que visibiliza y acompaña proyectos de fotografía artística contemporánea en Latinoamérica. Su participación forma parte del compromiso de RARA por impulsar nuevas miradas sobre el territorio, la identidad y las formas contemporáneas de narrar desde la imagen.
© Steven Moreno Pinzón

